Found 55 Results for: dolor

  • Porque ella, al ver que la ira del Señor se desencadenaba contra ustedes, exclamó: "Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios me ha enviado un gran dolor. (Baruc 4, 9)

  • Yo los había criado gozosamente y los dejé partir con lágrimas y dolor. (Baruc 4, 11)

  • Yo los dejé partir con dolor y lágrimas, pero Dios los hará volver a mí, con gozo y alegría para siempre. (Baruc 4, 23)

  • Y tú, hijo de hombre, gime; agobiado por el dolor, gime amargamente a la vista de ellos. (Ezequiel 21, 11)

  • Prenderé fuego a Egipto, Sin se retorcerá de dolor, se abrirán brechas en No y los adversarios de No la ocuparán en pleno día. (Ezequiel 30, 16)

  • De pronto, una figura como la de un hijo de hombre tocó mis labios. Yo abrí mi boca y me puse a hablar, y dije al que estaba de pie frente a mí: "Mi Señor, ante esta aparición, yo me estremecí de dolor y no pude sobreponerme. (Daniel 10, 16)

  • Lo verá Ascalón y temerá; también Gaza, y se retorcerá de dolor, y lo mismo Ecrón, porque su esperanza quedó defraudada; Gaza no tendrá más rey, Ascalón ya no será habitada (Zacarías 9, 5)

  • La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. (Juan 16, 21)

  • Yo he visto la opresión de mi Pueblo que está en Egipto, he oído sus gritos de dolor, y por eso he venido a librarlos. Ahora prepárate, porque he decidido enviarte a Egipto". (Hechos 7, 34)

  • Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. (Romanos 9, 2)

  • y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que ustedes le prodigaron. Él nos habló del profundo afecto, del dolor y de la preocupación que ustedes sienten por mí, con lo cual me alegré más todavía. (II Corintios 7, 7)

  • En efecto, estuvo enfermo y a punto de morir, pero Dios se compadeció de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera otro dolor, además de los que ya tengo. (Filipenses 2, 27)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina