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¡Oigan! Fugitivos y prófugos de Babel vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza de su Templo. (Jeremías 50, 28)
Convoquen a los arqueros contra Babel, a todos los que tensan el arco; acampen contra ella, a su alrededor, que no escape ni uno solo. ¡Retribúyanle conforme a sus obras, trátenla según lo que ella hizo, porque ha sido arrogante con el Señor, con el Santo de Israel! (Jeremías 50, 29)
Pero su redentor es fuerte, su nombre es Señor de los ejércitos: él si que defenderá su causa para dar tranquilidad a la tierra y hacer temblar a los habitantes de Babel. (Jeremías 50, 34)
¡Una espada contra los caldeos -oráculo del Señor- y sobre los habitantes de Babel, sobre sus príncipes y sus sabios! (Jeremías 50, 35)
¡Levanten un estandarte contra los muros de Babilonia, refuercen la guardia, aposten centinelas, tiendan emboscadas! Porque el Señor decidió llevar a cabo lo que dijo contra los habitantes de Babel. (Jeremías 51, 12)
La tierra tiembla y se sacude, porque se cumple contra Babel el proyecto del Señor de reducir su país a una devastación sin habitantes. (Jeremías 51, 29)
¡Que la violencia hecha a mi carne caiga sobre Babel!, dice la que habita en Sión. ¡Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén. (Jeremías 51, 35)
Babel será un montón de escombros, una guarida de chacales, una devastación y un motivo de estupor, un lugar deshabitado. (Jeremías 51, 37)
El mar subió contra Babel, la cubrió el tumulto de sus olas. (Jeremías 51, 42)
Yo castigaré a Bel en Babel, sacaré de su boca lo que se tragó; las naciones no afluirán más hacia él, y hasta el muro de Babilonia caerá. (Jeremías 51, 44)
Aunque Babel se eleve hasta el cielo y haga inaccesible su alta fortaleza, le llegarán devastadores de parte mía -oráculo del Señor-. (Jeremías 51, 53)
Allí había un muro, que rodeaba toda la parte exterior de la Casa. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos, a razón de codo y palmo, es decir, de medio metro por cada codo. El hombre midió el espesor y la altura de la construcción, y ambos medían una vara. (Ezequiel 40, 5)