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  • el Señor es Dios, y él nos ilumina. "Ordenen una procesión con ramas frondosas hasta los ángulos del altar". (Salmos 118, 27)

  • Antíoco penetró arrogantemente en el Santuario y se llevó el altar de oro, el candelabro con todas sus lámparas, (I Macabeos 1, 21)

  • El día quince del mes de Quisleu, en el año ciento cuarenta y cinco, el rey hizo erigir sobre el altar de los holocaustos la Abominación de la desolación. También construyeron altares en todos las ciudades de Judá. (I Macabeos 1, 54)

  • El veinticinco de cada mes, se ofrecían sacrificios en el ara que se alzaba sobre el altar de los holocaustos. (I Macabeos 1, 59)

  • Cuando acabó de pronunciar estas palabras, un judío se adelantó a la vista de todos para ofrecer un sacrificio sobre el altar de Modín, conforme al decreto del rey. (I Macabeos 2, 23)

  • Al ver esto, Matatías se enardeció de celo y se estremecieron sus entrañas; y dejándose llevar por una justa indignación, se abalanzó y lo degolló sobre el altar. (I Macabeos 2, 24)

  • Ahí mismo mató al delegado real que obligaba a ofrecer los sacrificios y destruyó el altar. (I Macabeos 2, 25)

  • Cuando vieron el Santuario desolado, el altar profanado, las puertas completamente quemadas, las malezas crecidas en los atrios como en un bosque o en una montaña, y las salas destruidas, (I Macabeos 4, 38)

  • Luego deliberaron sobre lo que debía hacerse con el altar de los holocaustos que había sido profanado. (I Macabeos 4, 44)

  • Después recogieron piedras sin tallar, como lo prescribe la Ley, y erigieron un nuevo altar, igual que el anterior. (I Macabeos 4, 47)

  • Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del Templo el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa. (I Macabeos 4, 49)

  • Quemaron incienso sobre el altar, y encendieron las lámparas del candelabro que comenzaron a brillar en el Templo. (I Macabeos 4, 50)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina