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  • Él no le dio nada en propiedad, ni siquiera un palmo de tierra, pero prometió darle en posesión este país, a él, y después de él a sus descendientes, aunque todavía no tenía hijos. (Hechos 7, 5)

  • Sus restos fueron trasladadosa Siquém y sepultados en la tumba que Abraham había compradopor una suma de dinero a los hijos de Emor, que habitaban en Siquém. (Hechos 7, 16)

  • Este rey, empleando la astuciacontra nuestro pueblo, maltratóa nuestros padres y los obligó a que abandonaran a sus hijos recién nacidos para que no sobrevivieran. (Hechos 7, 19)

  • A oír esto, Moisés huyó y fue a vivir al país de Madián, donde tuvo dos hijos. (Hechos 7, 29)

  • fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy. (Hechos 13, 33)

  • Un cierto Sevas, Sumo Sacerdote judío, tenía siete hijos que practicaban estos exorcismos. (Hechos 19, 14)

  • Ahora bien, ellos han oído decir que con tus enseñanzas apartas de Moisés a todos los judíos que viven entre los paganos, diciéndoles que no circunciden a sus hijos y no sigan más sus costumbres. (Hechos 21, 21)

  • Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. (Romanos 8, 14)

  • Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre! (Romanos 8, 15)

  • El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. (Romanos 8, 16)

  • Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él. (Romanos 8, 17)

  • En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. (Romanos 8, 19)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina