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  • Y ellos no deberán permanecer en tu país, para que no te inciten a pecar contra mí. Porque entonces servirías a sus dioses, y eso sería un grave riesgo para ti. (Exodo 23, 33)

  • y el Señor no extendió su mano contra esos privilegiados de Israel: ellos vieron a Dios, comieron y bebieron. (Exodo 24, 11)

  • Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación". (Exodo 32, 10)

  • Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: "¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? (Exodo 32, 11)

  • Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo, Josué dijo a Moisés: "Hay gritos de guerra en el campamento". (Exodo 32, 17)

  • El Señor le respondió: "Yo borraré de mi Libro al que ha pecado contra mí. (Exodo 32, 33)

  • Habla en estos términos a los israelitas: Cuando una persona cometa inadvertidamente un pecado contra cualquiera de los mandamientos del Señor, haciendo lo que no está permitido: (Levítico 4, 2)

  • Si la que obra inadvertidamente es toda la comunidad de Israel -que sin darse cuenta se hace culpable, cometiendo una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor- (Levítico 4, 13)

  • Si es un jefe de la comunidad el que peca y se hace culpable, cometiendo inadvertidamente una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor, su Dios, (Levítico 4, 22)

  • Si es una persona del pueblo la que peca inadvertidamente y se ha hecho culpable, cometiendo una falta contra alguna de las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor, (Levítico 4, 27)

  • Si una persona defrauda al Señor, pecando inadvertidamente contra sus derechos sagrados, le presentará como ofrenda de reparación un carnero del rebaño, que no tenga defecto, o su equivalente en siclos de plata, según la tasa del Santuario. (Levítico 5, 15)

  • Así reparará el derecho sagrado contra el que pecó, añadiendo un quinto más, que entregará al sacerdote. Este practicará el rito de expiación en favor de esa persona, con el carnero del sacrificio de reparación, y así será perdonada. (Levítico 5, 16)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina