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Hay hombres que han nacido incapacitados para el sexo. Hay otros incapacitados, que fueron mutilados por los hombres. Hay otros todavía, que se hicieron tales por el Reino de los Cielos. ¡Entienda el que pueda!» (Evangelio según San Mateo 19, 12)
Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen; todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin. (Evangelio según San Mateo 24, 6)
Estaba todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes de los sacerdotes y por las autoridades judías. (Evangelio según San Mateo 26, 47)
Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él, aunque algunos todavía dudaban. (Evangelio según San Mateo 28, 17)
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar. (Evangelio según San Marcos 1, 35)
Les dijo también: «Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. (Evangelio según San Marcos 4, 24)
Después les dijo: «¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe?» (Evangelio según San Marcos 4, 40)
Jesús estaba todavía hablando cuando llegaron algunos de la casa del oficial de la sinagoga para informarle: «Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar ya al Maestro?» (Evangelio según San Marcos 5, 35)
Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿Por qué estos cuchicheos? ¿Porque no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni se dan cuenta? ¿Están ustedes tan cerrados que, (Evangelio según San Marcos 8, 17)
Ellos se asombraron todavía más y comentaban: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» (Evangelio según San Marcos 10, 26)
diciéndoles: «Vayan a ese pueblo que ven enfrente; apenas entren encontrarán un burro amarrado, que ningún hombre ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. (Evangelio según San Marcos 11, 2)
A lo lejos divisó una higuera llena de hojas, y fue a ver si encontraba algo en ella. Se acercó, pero no encontró más que hojas, pues todavía no era tiempo de higos. (Evangelio según San Marcos 11, 13)
