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Por ello, llevando tirsos, ramas verdes y palmas, entonaban himnos a Aquel que había llevado a buen término la purificación de su Lugar Santo. (2 Macabeos 10, 7)
Al término de estas hazañas entonaron himnos y alabanzas al Señor, que había engrandecido a Israel y le había dado la victoria. (2 Macabeos 10, 38)
Animando más y más a sus hombres, terminó demostrando la maldad de los paganos y cómo habían traicionado sus compromisos. (2 Macabeos 15, 10)
Yavé, dígnate darnos la paz, pues, sólo tú llevas a feliz término lo que hacemos nosotros. (Isaías 26, 12)
En cuanto terminó de decir todo lo que Yavé le había ordenado, lo agarraron, diciendo: «Vas a morir (Jeremías 26, 8)
Tú que resides cerca de grandes ríos, tú, rica en tesoros ha llegado tu fin, el término de tus rapiñas. (Jeremías 51, 13)
La sangre derramada te ha convertido en culpable, te hiciste ídolos y con ello te has ensuciado. Adelantaste tu hora y el término de tus años: te convertiré en la vergüenza de las naciones, en motivo de risa para todos los pueblos. (Ezequiel 22, 4)
Así pondré término a la degradación en el país; eso servirá de lección a todas las mujeres, para que no cometan las mismas faltas. (Ezequiel 23, 48)
Con tu odio de siempre, condenaste a los israelitas a la espada en el tiempo de la prueba, cuando puse término a sus pecados. (Ezequiel 35, 5)
Todos los ministros del reino, prefectos, gobernadores, consejeros y funcionarios aconsejan de común acuerdo que se promulgue un decreto real con la siguiente prohibición TTodo el que en el término de treinta días dirija una oración a cualquiera que sea, dios u hombre, fuera de ti, oh gran rey, será arrojado al foso de los leones. (Daniel 6, 8)
Entonces se presentaron al rey y le dijeron sobre la prohibición real: «¿No firmaste tú una prohibición según la cual todo el que dirigiera, en el término de treinta días, una oración a cualquiera que fuera, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, sería echado al foso de los leones? RRespondió el rey: «La cosa está decidida, según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable.» (Daniel 6, 13)
Al término de su reino, cuando los pecadores lleguen al colmo, surgirá un rey insolente y hábil en engaños. (Daniel 8, 23)