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  • Ellos no sabían que José les entendía, pues entre él y ellos había un intérprete. (Génesis 42, 23)

  • José les dijo: «¿Qué han hecho? ¿No sabían que un hombre como yo iba a adivinarlo?» (Génesis 44, 15)

  • Cuando los israelitas vieron esto, se dijeron unos a otros: «Manha», o sea: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: «Este es el pan que Yavé les da para comer. (Exodo 16, 15)

  • Las que sabían hilar el pelo de cabra lo hicieron. (Exodo 35, 26)

  • Ellos no sabían que esto venía de Yavé, que buscaba un pretexto contra los filisteos, pues por aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel. (Jueces 14, 4)

  • Entonces Josafat con todo su ejército llegaron para recoger los despojos y hallaron gran cantidad de ganado, vestidos y objetos preciosos. Fue tanto el botín, que tres días no fueron suficientes para juntarlo todo, y no sabían cómo llevarlo. (2 Crónicas 20, 25)

  • de sus hijos, la mitad hablaban asdodeo, pero no sabían ya hablar judío. (Nehemías 13, 24)

  • Cuando los israelitas supieron esto, se lanzaron sobre ellos, y los persiguieron hasta Coba. También acudieron los de Jerusalén y los de la montaña, pues ya sabían lo que había pasado en el campamento de sus enemigos. Los de Galaad y Galilea los persiguieron hasta más allá de Damasco. (Judit 15, 5)

  • Estos aseguraron con juramento que no sabían dónde estaba el que buscaba. Entonces él extendió la mano hacia el Santuario e hizo este juramento: (2 Macabeos 14, 32)

  • Cuando caían agonizando en cualquier parte, sabían decir por qué morían, (Sabiduría 18, 18)

  • ¿No lo sabían, o no habían oído hablar de eso? ¿No se lo enseñaron desde el comienzo para que entendieran cómo se fundó la tierra? (Isaías 40, 21)

  • Entonces todos aquellos hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a dioses extranjeros, todas las mujeres que estaban presentes y todo el pueblo establecido en Egipto, en Patrós -en total una gran muchedumbre-, respondieron a Jeremías: (Jeremías 44, 15)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina