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Saúl y Jonatán, amables y queridos. Fueron inseparables en vida y en la muerte. Eran más ligeros que águilas, más fuertes que leones. (2 Samuel 1, 23)
Castigaste a los esclavos junto a los príncipes; y a los príncipes con los siervos. Entregaste sus mujeres al rapto, sus hijas a la esclavitud y sus posesiones para que fueran repartidas entre tus hijos queridos, que habían hecho suyos tus deseos, que tuvieron horror a la profanación hecha a su sangre y pidieron tu ayuda. (Judit 9, 4)
Así aprendieron tus hijos muy queridos, Señor, que no son los productos de la tierra lo que alimenta al hombre, sino que es tu palabra lo que sostiene a los que creen en ti. (Sabiduría 16, 26)
Córtate el pelo al rape por tus hijos tan queridos, quédate pelada como el buitre, pues han sido llevados lejos de ti. (Miqueas 1, 16)
Arrancan de sus hogares tan queridos a las mujeres de mi pueblo y les quitan a sus hijos la libertad que yo les había dado. (Miqueas 2, 9)
Pero ahora, reunidos en asamblea, hemos decidido elegir algunos hombres y enviarlos a ustedes, junto con los queridos hermanos Bernabé y Pablo, (Hecho de los Apóstoles 15, 25)
No les escribo esto para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a hijos muy queridos. (1º Carta a los Corintios 4, 14)
Por lo tanto, hermanos muy queridos, huyan del culto a los ídolos. (1º Carta a los Corintios 10, 14)
Teniendo, pues, tales promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha del cuerpo y del espíritu, haciendo realidad la obra de nuestra santificación en el temor de Dios. (2º Carta a los Corintios 7, 1)
Pónganse, pues, el vestido que conviene a los elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la compasión tierna, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia. (Carta a los Colosenses 3, 12)
Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)
Los que tienen amos cristianos no deben perderles el respeto bajo el pretexto de que son hermanos; al contrario, sírvanlos mejor, ya que los que reciben sus servicios son creyentes y hermanos queridos. EL AMOR AL DINERO Esto es lo que debes enseñar e inculcar. (1º Carta a Timoteo 6, 2)