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Jacob respondió: «No bajará mi hijo con ustedes. Su hermano ha muerto y sólo me queda él. Si le ocurre cualquier desgracia en el viaje, me moriré de pena en mi ancianidad, y será por culpa de ustedes.» (Génesis 42, 38)
Israel, su padre, les dijo: «Ya que no queda más remedio, hagan lo siguiente. Échen en sus bolsas algo de los productos del país: tragacanto, miel, goma, láudano, pistacho y almendras, y llévenselo como regalo a ese hombre. (Génesis 43, 11)
y nosotros contestamos: «Tenemos todavía nuestro padre muy anciano, con un muchachito que le nació en su vejez. Este tenía otro hermano, hijo de la misma madre, pero murió y le queda ese solo hijo de ella. Por esto su padre lo quiere mucho.» (Génesis 44, 20)
Cubrirán toda la superficie del país, de suerte que ya no se vea la tierra, y devorarán todo lo que a ustedes les queda, todo lo que no destrozó el granizo; y además roerán todos los árboles que tienen en el campo. (Exodo 10, 5)
El suegro de Moisés vio el trabajo que su yerno se imponía por el pueblo y le dijo: «¡Cómo te sacrificas por el pueblo! ¿Por qué estás ahí tú solo y todo este pueblo queda de pie a tu lado desde la mañana hasta la tarde?» (Exodo 18, 14)
Sacarás todo el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar. (Exodo 29, 13)
El sacerdote que ofrece un holocausto se queda con la piel de la víctima. (Levítico 7, 8)
Si al tercer día queda algo de la carne de la víctima, se quemará. (Levítico 7, 17)
Luego tomó la grasa, el rabo, la grasa que cubre las entrañas, la que queda junto al hígado, los dos riñones con su grasa y el pernil derecho. (Levítico 8, 25)
Moisés dijo a Aarón, y también a Eleazar e Itamar, los dos hijos que le quedaban: «Tomen lo que queda de la ofrenda del sacrificio de Yavé y cómanla sin levadura junto al altar por ser cosa muy santa. (Levítico 10, 12)
Si a alguno se le cae el pelo de la cabeza y queda calvo, es puro. (Levítico 13, 40)
Si se le cae el pelo por la parte delantera de la cabeza, es un calvo por delante; queda puro. (Levítico 13, 41)