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  • quien le dijo: «Por todo lo que te molestas por nosotros, ¿qué podemos hacer por ti?, ¿quieres que hable por ti al rey o al jefe del ejército?» Ella respondió: «No me falta nada en este pueblo.» (2 Reyes 4, 13)

  • Eliseo dijo entonces a Guejazí: «¿Qué podemos hacer por ella?» Respondió el muchacho: «Ella no tiene hijos y su marido ya es viejo.» (2 Reyes 4, 14)

  • Zorobabel, Josué y los jefes de familias israelitas les contestaron: «No podemos unirnos a ustedes para reconstruir la Casa de nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos; así lo ha mandado Ciro, rey de Persia.» (Esdras 4, 3)

  • Yavé, Dios de Israel, tú eres justo; mira que somos un resto de sobrevivientes. Estamos aquí en tu presencia llevando nuestros pecados, pero no podemos permanecer así en tu presencia. (Esdras 9, 15)

  • «Sí, haremos como tú dices: sólo que el pueblo es numeroso y estamos en la estación lluviosa; no podemos soportar la intemperie, además no se trata de una cosa de un día o dos, porque somos muchos los que cometimos este pecado. (Esdras 10, 13)

  • Cuando regresó a casa, el cabrito empezó a balar. La llamé y le dije: «¿De dónde salió ese cabrito? ¿No fue robado? Devuélvelo a sus dueños, pues no podemos comer cosa robada.» (Tobías 2, 13)

  • Pero el pueblo padecía mucha sed y nos obligaron a cumplir nuestra palabra, y a comprometernos con un juramento que no podemos romper. (Judit 8, 30)

  • Si tú quieres, podemos dictar un decreto para acabar con ellos, y yo, en cambio, depositaré a cuenta del tesoro real más de diez mil talentos en manos de tus funcionarios.» (Ester 3, 9)

  • No nos tengas rencor por faltas de nuestros padres, que tu misericordia corra a nuestro encuentro, pues ya no podemos más. (Salmos 79, 8)

  • Sin embargo, se dijeron: «No podemos hacer como nuestros hermanos, sino que debemos luchar contra los paganos para defender nuestra vida y nuestras costumbres. De otra manera, pronto nos habrán exterminado.» (1 Macabeos 2, 40)

  • Cuando lo supo Lisias, se apresuró a dar la señal de partida, diciendo al rey, a los generales del ejército y a los soldados: «De día en día perdemos fuerzas, escasean los alimentos y el lugar que sitiamos está fuertemente defendido; no podemos descuidar los asuntos del reino. (1 Macabeos 6, 57)

  • Ellos trataron de convencerlo: «No podemos ahora hacer otra cosa que salvarnos. Más tarde volveremos con nuestros hermanos y entonces lucharemos. Por ahora somos demasiado pocos.» (1 Macabeos 9, 9)


A firmeza de todo o edifício depende da fundação e do teto! São Padre Pio de Pietrelcina