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de las ovejas, Yazis el hagrita. Todos éstos eran intendentes administradores de los bienes y propiedades del rey. (1 Crónicas 27, 31)
El rey Salomón, con toda la comunidad de Israel que se había reunido en torno a él, ante el Arca, sacrificaron ovejas y bueyes sin número; no se pudo contar la muchedumbre de las víctimas. (2 Crónicas 5, 6)
El rey Salomón ofreció en sacrificio veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Ese día el rey y todo el pueblo inauguraron la Casa de Dios. (2 Crónicas 7, 5)
Asimismo atacaron las tiendas donde se recogían los ganados, capturando gran cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén. (2 Crónicas 14, 14)
Aquel día ofrecieron a Yavé víctimas consumidas por el fuego, tomando para esto setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían recogido. (2 Crónicas 15, 11)
y al cabo de algunos años, bajó a visitarlo a Samaria. Ajab sacrificó gran número de ovejas y bueyes para él y para la gente que lo acompañaba; luego le persuadió que lo acompañara para ir contra Ramot de Galaad. (2 Crónicas 18, 2)
Entonces Miqueas dijo: «He visto todo Israel disperso por los montes como ovejas sin pastor; Yavé ha dicho: Estos ya no tienen quien los guíe; que vuelvan en paz cada cual a su casa.» (2 Crónicas 18, 16)
Se sacrificaron también seiscientos bueyes y tres mil ovejas. (2 Crónicas 29, 33)
Ezequías, rey de Judá, había reservado para toda la asamblea mil novillos y siete mil ovejas. Los jefes, por su parte, habían reservado para la asamblea mil novillos y diez mil ovejas. Y muchos sacerdotes estaban listos después de cumplir los ritos de purificación. (2 Crónicas 30, 24)
También sus jefes reservaron ofrendas voluntarias para el pueblo, los sacerdotes y los levitas. Los intendentes de la Casa de Dios, Helquías, Zacarías y Jejiel, dieron a los sacerdotes dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes; (2 Crónicas 35, 8)
El sacerdote principal Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, se encargaron de construir la Puerta de las Ovejas. La hicieron, colocaron sus hojas y continuaron hasta la torre de Jananeel. (Nehemías 3, 1)
Y lo que quedaba entre la cámara alta del ángulo y la Puerta de las Ovejas lo repararon los orfebres y los comerciantes. (Nehemías 3, 32)