Found 130 Results for: mesa preparada

  • y respondió al rey: «Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey le ordene; pero Mipibaal comía a mi mesa como uno de los hijos del rey.» (2 Samuel 9, 11)

  • Pero Mipibaal residía en Jerusalén porque comía siempre a la mesa del rey. Era tullido de ambas piernas. (2 Samuel 9, 13)

  • Después le dijo: «Baja a tu casa y descansa.» Cuando Urías salió del palacio, David mandó detrás de él platos de su propia mesa, (2 Samuel 11, 8)

  • Los servidores de Absalón trataron a Amnón tal como aquél se lo había ordenado. Al ver esto, todos los hijos del rey se levantaron de la mesa, montaron cada uno en su mula y huyeron. (2 Samuel 13, 29)

  • porque toda la familia de mi padre merecía la muerte de parte del rey y, sin embargo, tú me has puesto entre los que comen a tu mesa. ¿Con qué derecho, pues, podré exigirte algo?» (2 Samuel 19, 29)

  • Tratarás, en cambio, muy bien a los hijos de Barzilay de Galaad. Los harás sentarse diariamente a tu mesa, pues ellos me atendieron cuando yo andaba huyendo de tu hermano Absalón. (1 Reyes 2, 7)

  • Cada uno de estos intendentes cuidaba, un mes por año, que nada le faltara al rey Salomón y a todos los convidados a su mesa. (1 Reyes 4, 27)

  • Salomón puso en la Casa de Yavé todos los objetos que había mandado hacer: el altar de oro y la mesa de oro, donde se ponían los panes de la ofrenda, (1 Reyes 7, 48)

  • los exquisitos alimentos de su mesa, las habitaciones y los uniformes de sus servidores y las vestiduras de sus ministros, así como los sacrificios que se ofrecían en la Casa de Yavé. (1 Reyes 10, 5)

  • Cuando estaban sentados a la mesa una palabra de Yavé llegó al profeta anciano, (1 Reyes 13, 20)

  • Cuando se levantaron de la mesa, el anciano le preparó un burro y partió el que había venido de Judá. (1 Reyes 13, 23)

  • Mesa, rey de Moab, tenía rebaños de ovejas y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con su lana, (2 Reyes 3, 4)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina