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  • Al soplo de tus narices retroceden las aguas, las olas se paran como murallas; los torbellinos cuajan en medio del mar. (Exodo 15, 8)

  • Como Faraón entrara en el mar, con sus carros y sus caballos, Yavé hizo volver sobre ellos las aguas del mar, mientras los israelitas pasaban en seco por medio del mar. (Exodo 15, 19)

  • Y mientras Aarón hablaba al pueblo, miraron hacia el desierto: la Gloria de Yavé se apareció en medio de la nube. (Exodo 16, 10)

  • Pero cuando lo midieron con el medio decálitro, ni los que recogieron mucho tenían más, ni los que recogieron poco tenían menos: cada uno tenía su ración. (Exodo 16, 18)

  • El día sexto, cada uno recogió doble ración: dos medio-decálitros por persona. Todos los jefes de la comunidad fueron a decírselo a Moisés. (Exodo 16, 22)

  • Aquel lugar se llamó Masá (o sea, tentación) y Meribá (o sea, quejas), a causa de las quejas de los israelitas que allí tentaron a Yavé, diciendo: «¿Está Yavé en medio de nosotros, o no?» (Exodo 17, 7)

  • Yavé dijo a Moisés: «Yo vendré a ti en medio de una espesa nube para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y tenga fe en ti también para siempre.» (Exodo 19, 9)

  • El monte Sinaí entero humeaba, porque Yavé había bajado en medio del fuego. Subía aquel humo como de un horno, y todo el monte temblaba muy fuerte. (Exodo 19, 18)

  • La Gloria de Yavé estaba bajando sobre el Sinaí, y la nube lo envolvió durante seis días. Al séptimo día, El llamó a Moisés de en medio de la nube. (Exodo 24, 16)

  • Me van a hacer un santuario para que yo habite en medio de ellos, (Exodo 25, 8)

  • Harás un Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y otro codo y medio de alto. (Exodo 25, 10)

  • Le harás una cubierta, el «Lugar del Perdón», de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. (Exodo 25, 17)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina