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cuando, pues, se oyeron al mismo tiempo y al unísono los que tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yavé; cuando alzaron la voz con las trompetas y con los címbalos y otros instrumentos de música para alabar a Yavé diciendo: «Porque es bueno, porque es eterno su amor», (2 Crónicas 5, 13)
Miró, y vio al rey junto a la columna, a la entrada, y a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo lleno de alegría que tocaba las trompetas, y a los cantores que, con instrumentos de música, dirigían los cánticos de alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición, traición!» (2 Crónicas 23, 13)
Estos trabajaban permanentemente en la obra. Estaban bajo la vigilancia de Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesulam, de los hijos de los quehatitas, que los dirigían, y de otros levitas, todos ellos maestros en tocar instrumentos de música. (2 Crónicas 34, 12)
Cuando se inauguró la muralla de Jerusalén, se buscó por todos los lugares a los levitas para traerlos a Jerusalén, con el fin de celebrar la inauguración con alegría, con cantos de acción de gracias y música de címbalos y cítaras. (Nehemías 12, 27)
Entonen para él un canto nuevo, acompañen la ovación con bella música. (Salmos 33, 3)
Así la boda se convirtió en luto y la música en lamentaciones. (1 Macabeos 9, 41)
Una palabra dicha en mal momento es como música en momentos de duelo, pero los azotes y las sabias reprensiones convienen en cualquier momento. (Sirácides (Eclesiástico) 22, 6)
Habla, si eres anciano, eso te corresponde; pero di cosas que tengan sentido, y no impidas la música. (Sirácides (Eclesiástico) 32, 3)
El vino y la música alegran el corazón: el amor de la sabiduría supera a uno y otro. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 20)
Otros cultivaron la música, la poesía y la prosa. (Sirácides (Eclesiástico) 44, 5)
El recuerdo de Josías es como un perfume de incienso preparado con todo el arte del perfumista, es como una miel suave al paladar, es como una música en medio de un festín y del vino. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 1)
Pues bien, Yavé se ha compadecido de Sión y ahora quiere dar vida a sus ruinas, transformar su soledad en un Paraíso y su sequedad en un jardín de Yavé. Entonces se lo agradecerán, tocando música y lanzando vivas de entusiasmo y de alegría. (Isaías 51, 3)
