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  • Empeñémonos en conocer a Yavé. Su venida es tan cierta como la de la aurora, y su intervención, tan repentina como la llegada del día. Llegará como la lluvia, como el aguacero que riega la tierra. (Oseas 6, 3)

  • Llegará el día, dice Yavé, en que mandaré al país el hambre, mas no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yavé. (Amós 8, 11)

  • El se mantendrá a pie firme y guiará su rebaño con la autoridad de Yavé, para gloria del Nombre de su Dios; vivirán seguros, pues su poder llegará hasta los confines de la tierra. (Miqueas 5, 3)

  • Jesús les contestó: «¿Quieren ustedes que los compañeros del novio estén de duelo, mientras el novio está con ellos? Llegará el tiempo en que el novio les será quitado; entonces ayunarán. (Evangelio según San Mateo 9, 15)

  • Pero llegará el momento en que se les arrebatará el novio, y entonces ayunarán. (Evangelio según San Marcos 2, 20)

  • De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin. (Evangelio según San Marcos 3, 26)

  • Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. (Evangelio según San Marcos 13, 33)

  • Llegará el momento en que les será quitado el novio, y entonces ayunarán.» (Evangelio según San Lucas 5, 35)

  • Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.» (Evangelio según San Lucas 11, 36)

  • Estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre llegará a la hora que menos esperan.» (Evangelio según San Lucas 12, 40)

  • Pero puede ser que el administrador piense: «Mi patrón llegará tarde». Si entonces empieza a maltratar a los sirvientes y sirvientas, a comer, a beber y a emborracharse, (Evangelio según San Lucas 12, 45)

  • llegará su patrón el día en que menos lo espera y a la hora menos pensada, le quitará su cargo y lo mandará donde aquellos de los que no se puede fiar. (Evangelio según San Lucas 12, 46)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina