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Sin embargo, el año primero de Ciro, rey de Babilonia, éste dio un decreto para que esta Casa de Dios fuera reconstruida. Los vasos de oro y de plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor había quitado al templo de Jerusalén y transportado al templo de Babilonia, (Esdras 5, 13)
diciéndole: Toma estos vasos y ve a llevarlos al templo de Jerusalén y que la Casa de Dios sea reconstruida en el mismo lugar. (Esdras 5, 15)
Entonces Sesbasar vino acá y echó los cimientos del templo de Dios en Jerusalén. Desde aquel tiempo hasta ahora se va construyendo y aún no está terminado. (Esdras 5, 16)
Además, los vasos de oro y plata que Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén y se llevó a Babilonia serán devueltos y llevados al templo de Jerusalén, al lugar donde estaban depositados en la Casa de Dios. (Esdras 6, 5)
y también una carta para Asaf, el cuidador de los bosques, pues necesito madera para hacer las puertas de la ciudadela, cerca del Templo, para la muralla de la ciudad y la casa en la que yo viviré.» La bondadosa mano de Dios me estaba apoyando, de tal manera que el rey me dio lo que le pedía. (Nehemías 2, 8)
Yo les contesté: «El Dios de los Cielos nos dará éxito. Nosotros, sus siervos, vamos a ponernos a trabajar. En cuanto a ustedes, no tienen derechos, ni herencia, ni méritos de qué valerse en Jerusalén.» (Nehemías 2, 20)
Vinieron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Ramías, Najamaní, Mardoqueo, Belsán, Misperet, Biqvay, Nejum y Baara. Lista de los hombres del pueblo de Israel: (Nehemías 7, 7)
Los hijos de los siervos de Salomón; los de Setay, los de Soferet, los de Peridá, (Nehemías 7, 57)
Total de los ayudantes y de los hijos de los siervos de Salomón, 392. (Nehemías 7, 60)
sin contar sus siervos y siervas, en número de 7.337; tenía también 245 cantores de ambos sexos. (Nehemías 7, 67)
Estos son los jefes de la provincia que se quedaron viviendo en Jerusalén. Respecto a las ciudades de Judea, cada uno se estableció en su propiedad, en la ciudad de su familia, tanto el pueblo de Israel como sus sacerdotes y levitas, los ayudantes y los hijos de los siervos de Salomón. (Nehemías 11, 3)
Siendo aún joven y estando en Israel, mi país, toda la tribu de mi padre Neftalí se separó de la familia de David y de Jerusalén, ciudad que fue elegida entre todas las tribus de Israel para que se ofrecieran los sacrificios, ya que allí se había edificado y consagrado el Templo en el que habita Dios. (Tobías 1, 4)