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  • Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán, encenderán dos fogatas y quemarán las armas, los escudos grandes y chicos, el arco y las flechas, el dardo y la lanza, los quemarán por siete años. (Ezequiel 39, 9)

  • y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria. (Ezequiel 43, 2)

  • Pero el que me dé a conocer el sueño y su interpretación recibirá de mí regalos, obsequios y grandes honores. Así, pues, díganme cuál fue el sueño y cuál es su interpretación.» (Daniel 2, 6)

  • ¡Qué grandes son sus prodigios, qué poderosos sus milagros! Su reino es un reino eterno, su imperio abarca a todas las generaciones. (Daniel 3, 100)

  • No temas, tierra; alégrate y regocíjate, porque Yavé obra grandes cosas. (Joel 2, 21)

  • Beben vino en grandes copas, con aceite exquisito se perfuman, pero no se afligen por el desastre de mi pueblo. (Amós 6, 6)

  • También ella fue al destierro, partió al cautiverio; sus niños fueron estrellados en los cruces de las calles. Se echaron suertes sobre sus notables y todos sus grandes fueron cargados de cadenas. (Nahún 3, 10)

  • Así habla Yavé de los ejércitos: «Llegarán a Jerusalén gente de diversos países, habitantes de grandes ciudades. (Zacarías 8, 20)

  • Los hombres de Juda participarán en el combate de Jerusalén, y luego recogerán los despojos de todas las naciones vecinas: oro, plata, trajes en grandes cantidades. (Zacarías 14, 14)

  • En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos: éstos ya no están, y no quiere que la consuelen. (Evangelio según San Mateo 2, 18)

  • pero una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto y sus ramas se hacen tan grandes, que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra.» (Evangelio según San Marcos 4, 32)

  • El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre! (Evangelio según San Lucas 1, 49)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina