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  • La casa estaba llena de hombres y de mujeres. También estaban allí todos los jefes de los filisteos y en la terraza unos tres mil hombres y mujeres contemplaban los juegos de Sansón. (Jueces 16, 27)

  • Los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra subieron, entraron y tomaron la estatua, el mueble para sacar la suerte y los idolitos, mientras el sacerdote estaba en la puerta con los seiscientos hombres armados. (Jueces 18, 17)

  • Nadie vino a ayudarlos porque estaban lejos de Sidón y no tenían relaciones con nadie. La ciudad estaba situada en el valle que se extiende hacia Bet-Rejob. Reconstruyeron la ciudad, se establecieron en ella, (Jueces 18, 28)

  • Mirando por ese lado, el anciano se fijó en el forastero que estaba en la plaza de la ciudad y le dijo: «¿De dónde vienes y adónde vas?» (Jueces 19, 17)

  • Llegó la mujer de madrugada y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su marido; allí quedó hasta que fue de día. (Jueces 19, 26)

  • y Finjás, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, estaba entonces a su servicio. Preguntaron: «¿He de salir otra vez a combatir a los hijos de mi hermano Benjamín o no?» Yavé respondió: «Suban mañana, los entregaré en sus manos.» (Jueces 20, 28)

  • Así fue como Noemí, acompañada de Rut, su nuera moabita, regresó de Moab. Y justo cuando llegaron a Belén estaba comenzando la cosecha de la cebada. (Rut 1, 22)

  • Cuando ella estaba sentada en medio de los segadores, él le ofreció también un puñado de granos tostados. Ella comió hasta quedar satisfecha y se guardó las sobras. (Rut 2, 15)

  • Estaba llena de amargura y lloraba sin consuelo. Suplicó a Yavé (1 Samuel 1, 10)

  • Como ella estuviese orando mucho rato, el sacerdote Helí, que estaba sentado ante la puerta del Santuario, se puso a mirarla. (1 Samuel 1, 12)

  • Pero veía que sólo movía los labios sin pronunciar palabras, pues Ana oraba en silencio. Pensó entonces que estaba ebria y le dijo: (1 Samuel 1, 13)

  • Cuando alguien ofrecía un sacrificio, y mientras se estaba cociendo la carne, venía el mozo del sacerdote con un tenedor de tres dientes en la mano, (1 Samuel 2, 13)


“Seja paciente e espere com confiança o tempo do Senhor”. São Padre Pio de Pietrelcina