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Entonces Pilato le dijo: «¿No me quieres hablar a mí? ¿No sabes que tengo poder tanto para dejarte libre como para crucificarte?» (Evangelio según San Juan 19, 10)
Pilato todavía buscaba la manera de dejarlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo dejas en libertad, no eres amigo del César; el que se proclama rey se rebela contra el César.» (Evangelio según San Juan 19, 12)
Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús al lugar llamado el Enlosado, en hebreo Gábbata, y lo hizo sentar en la sede del tribunal. (Evangelio según San Juan 19, 13)
Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos: «Aquí tienen a su rey.» (Evangelio según San Juan 19, 14)
Ellos gritaron: «¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!» Pilato replicó: «¿He de crucificar a su Rey?» Los jefes de los sacerdotes contestaron: «No tenemos más rey que el César.» (Evangelio según San Juan 19, 15)
Entonces Pilato les entregó a Jesús y para que fuera puesto en cruz. (Evangelio según San Juan 19, 16)
Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo sobre la cruz. Estaba escrito: «Jesús el Nazareno, Rey de los judíos.» (Evangelio según San Juan 19, 19)
Los jefes de los sacerdotes dijeron a Pilato: «No escribas: "Rey de los Judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos".» (Evangelio según San Juan 19, 21)
Pilato contestó: «Lo que he escrito, escrito está.» (Evangelio según San Juan 19, 22)
Como era el día de la Preparación de la Pascua, los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz durante el sábado, pues aquel sábado era un día muy solemne. Pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas a los crucificados y retiraran los cuerpos. (Evangelio según San Juan 19, 31)
Después de esto, José de Arimatea se presentó a Pilato. Era discípulo de Jesús, pero no lo decía por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para retirar el cuerpo de Jesús y Pilato se la concedió. Fue y retiró el cuerpo. (Evangelio según San Juan 19, 38)
Pero no; es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, el que acaba de glorificar a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y, cuando Pilato decidió dejarlo en libertad, renegaron de él. (Hecho de los Apóstoles 3, 13)
