Found 324 Results for: Libro de 2 Samuel

  • Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. (Evangelio según San Lucas 4, 20)

  • Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha (Evangelio según San Lucas 20, 42)

  • Muchas otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están escritas en este libro. (Evangelio según San Juan 20, 30)

  • En mi primer libro, querido Teófilo, hablé de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar. (Hecho de los Apóstoles 1, 1)

  • Al final del libro, Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba instrucciones a los apóstoles que había elegido y era llevado al cielo. (Hecho de los Apóstoles 1, 2)

  • Esto estaba escrito en el libro de los Salmos: Que su morada quede desierta y que nadie habite en ella. Pero también está escrito: Que otro ocupe su cargo. (Hecho de los Apóstoles 1, 20)

  • Pero Dios lo libró de los dolores de la muerte y lo resucitó, pues no era posible que quedase bajo el poder de la muerte. (Hecho de los Apóstoles 2, 24)

  • Y después todos los profetas, empezando por Samuel, anunciaron estos días. (Hecho de los Apóstoles 3, 24)

  • y lo libró de todas sus tribulaciones; le concedió sabiduría y lo hizo grato a los ojos de Faraón, rey de Egipto, quien lo nombró gobernador de Egipto y de toda su casa. (Hecho de los Apóstoles 7, 10)

  • Entonces Dios se apartó de ellos y dejó que adoraran a los astros del cielo, como está escrito en el Libro de los Profetas: "¿Acaso me ofrecieron ustedes víctimas y sacrificios durante cuarenta años en el desierto? (Hecho de los Apóstoles 7, 42)

  • Durante unos cuatrocientos cincuenta años les dio jueces, hasta el profeta Samuel. (Hecho de los Apóstoles 13, 20)

  • El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá protegiendo. En él hemos puesto nuestra esperanza y seguirá amparándonos, (2º Carta a los Corintios 1, 10)


“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina