Found 202 Results for: Judas Macabeo

  • Judas Iscariote, el discípulo que iba a entregar a Jesús, dijo: (Evangelio según San Juan 12, 4)

  • Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle. (Evangelio según San Juan 13, 2)

  • Jesús le contestó: «Voy a mojar un pedazo de pan en el plato. Aquél al cual se lo dé, ése es.» Jesús mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. (Evangelio según San Juan 13, 26)

  • Apenas Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto.» (Evangelio según San Juan 13, 27)

  • Como Judas tenía la bolsa común, algunos creyeron que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta.», o bien: «da algo a los pobres.» (Evangelio según San Juan 13, 29)

  • Judas se comió el pedazo de pan y salió inmediatamente. Era de noche. (Evangelio según San Juan 13, 30)

  • Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. (Evangelio según San Juan 13, 31)

  • Judas, no el Iscariote, le preguntó: «Señor, ¿por qué hablas de mostrarte a nosotros y no al mundo?» (Evangelio según San Juan 14, 22)

  • Judas, el que lo entregaba, conocía también ese lugar, pues Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. (Evangelio según San Juan 18, 2)

  • Judas hizo de guía a los soldados romanos y a los guardias enviados por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, que llegaron allí con linternas, antorchas y armas. (Evangelio según San Juan 18, 3)

  • Contestaron: «A Jesús el Nazoreo.» Jesús dijo: «Yo soy.» Y Judas, que lo entregaba, estaba allí con ellos. (Evangelio según San Juan 18, 5)

  • Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago. (Hecho de los Apóstoles 1, 13)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina