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  • Y así lo hicieron aquella misma noche, y la mayor se acostó con su padre, quien no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. (Génesis 19, 33)

  • Le hicieron beber y lo embriagaron de nuevo aquella noche, y la hija menor se acostó con él. El padre no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. (Génesis 19, 35)

  • Abrahán tenía cien años de edad cuando le nació Isaac. (Génesis 21, 5)

  • Cuando no quedó nada de agua en el recipiente de cuero, dejó tirado al niño bajo un matorral (Génesis 21, 15)

  • No había terminado de orar, cuando salió Rebeca con su cántaro al hombro. Era la hija de Batuel, el hijo de Milcá, esposa de Najor, hermano de Abrahán. (Génesis 24, 15)

  • Cuando hubo acabado de darle agua, le dijo: «También sacaré agua para tus camellos hasta que se sacien.» (Génesis 24, 19)

  • Cuando acabaron de beber los camellos, él sacó un anillo de oro de seis gramos y se lo puso a la joven en las narices. Luego tomó para sus brazos dos brazaletes de oro de unos sesenta gramos,. (Génesis 24, 22)

  • Cuando vio el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana, y oyó decir a Rebeca: «Esto me ha dicho ese hombre...», corrió a buscar al hombre que estaba de pie junto a los camellos, al lado del pozo. (Génesis 24, 30)

  • Me voy a quedar parado al lado de la fuente, y cuando llegue alguna joven a sacar agua, le diré: ´Dame un poco de agua de tu cántaro´. (Génesis 24, 43)

  • Ni siquiera había terminado de decir estas palabras en mi interior, cuando apareció Rebeca, con su cántaro al hombro, y bajó a la fuente para sacar agua. (Génesis 24, 45)

  • Abrahán fue padre de Isaac. Cuando Isaac tenía cuarenta años, tomó por esposa a Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Paddán Aram, y hermana de Labán el arameo.Nacimiento de Esaú y Jacob (Génesis 25, 20)

  • Después salió su hermano, que agarraba con su mano el talón de Esaú, y lo llamaron Jacob.Isaac tenía sesenta años cuando nacieron. (Génesis 25, 26)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina