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  • No comerán de ningún animal hallado muerto. Se lo darás al forastero que reside en tu ciudad o bien lo venderás a un extranjero, sabiendo que tú eres un pueblo consagrado a Yavé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. (Deuteronomio 14, 21)

  • Cada tres años separarás el diezmo de todas las cosechas del año, pero lo guardarás en tu ciudad. (Deuteronomio 14, 28)

  • Durante esta fiesta te alegrarás, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, el levita, el forastero, el huérfano y la viuda que viven en tu ciudad. (Deuteronomio 16, 14)

  • sacarás a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que cometieron esta fechoría, y los apedrearás hasta que mueran. (Deuteronomio 17, 5)

  • Si se te presenta un caso demasiado difícil, ya sea un asunto de sangre, un litigio o una querella por heridas, o una disensión entre las autoridades de la ciudad, subirás al lugar elegido por Yavé, tu Dios, (Deuteronomio 17, 8)

  • Si un levita llega de otra parte, sea cual fuere la ciudad de Israel donde reside, porque tiene un deseo sincero de estar en el Lugar elegido por Yavé, (Deuteronomio 18, 6)

  • los jefes de su ciudad mandarán prenderlo allí, al lugar de asilo, y lo entregarán en manos del pariente del muerto para que le quiten la vida. (Deuteronomio 19, 12)

  • Cuando te acerques a una ciudad para sitiarla, le propondrás la paz. (Deuteronomio 20, 10)

  • Si, al atacar una ciudad, tienes que sitiarla por mucho tiempo para tomarla, no destruirás los árboles frutales que estén alrededor ni les meterás el hacha, ya que deben ser tu alimento. No los cortarás, pues, ¿son acaso hombres los árboles del campo para que los trates como a sitiados? (Deuteronomio 20, 19)

  • Si hay árboles que no son frutales, córtalos y haz con ellos escaleras e instrumentos que te sirvan para tomar la ciudad que te opone resistencia. (Deuteronomio 20, 20)

  • sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga, (Deuteronomio 21, 19)

  • En ese caso el padre y la madre de la joven tomarán el paño en que están las señas de su virginidad y lo mostrarán a los jueces de la ciudad. (Deuteronomio 22, 15)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina