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Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. (Evangelio según San Mateo 20, 1)
Y el gentío que iba delante de Jesús, así como los que le seguían, empezaron a gritar: «¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!» (Evangelio según San Mateo 21, 9)
Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el padre?» Ellos contestaron: «El primero.» Entonces Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes. (Evangelio según San Mateo 21, 31)
Ahora yo les digo a ustedes: Se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.» (Evangelio según San Mateo 21, 43)
«Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un rey preparaba las bodas de su hijo, (Evangelio según San Mateo 22, 2)
Por lo tanto, ¡ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes cierran a la gente el Reino de los Cielos. No entran ustedes, ni dejan entrar a los que querrían hacerlo. (Evangelio según San Mateo 23, 13)
Escuchen, pues, lo que pasará entonces en el Reino de los Cielos. Diez jóvenes salieron con sus lámparas para salir al encuentro del novio. (Evangelio según San Mateo 25, 1)
Al momento de salir del agua, Jesús vio los Cielos abiertos: el Espíritu bajaba sobre él como lo hace la paloma, (Evangelio según San Marcos 1, 10)
Un día fue bautizado también Jesús entre el pueblo que venía a recibir el bautismo. Y mientras estaba en oración, se abrieron los cielos: (Evangelio según San Lucas 3, 21)
Sin embargo, alégrense no porque los demonios se someten a ustedes, sino más bien porque sus nombres están escritos en los cielos.» (Evangelio según San Lucas 10, 20)
Decían: «¡Bendito el que viene como Rey, en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!» (Evangelio según San Lucas 19, 38)
En verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.» (Evangelio según San Juan 1, 51)
