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  • «Levántate y dirígete al oriente; te esconderás cerca del torrente de Kerit, al este del Jordán. (1 Reyes 17, 3)

  • Al ver esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet-Hagan. Jehú partió en su persecución, gritando: «Mátenlo también a él.» Lo hirieron en su carro en la cuesta de Gur, cerca de Jibleam; alcanzó a refugiarse en Meguido y allí murió. (2 Reyes 9, 27)

  • Entonces el sacerdote Joyada mandó hacer una caja con un agujero en la tapa, la colocó cerca del altar, a mano derecha de los que entraban a la Casa de Yavé, y los sacerdotes que estaban de turno en las puertas echaban en ella todo el dinero que se ofrecía en la Casa. (2 Reyes 12, 10)

  • Los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol fueron suprimidos de la entrada de la Casa de Yavé; estaban cerca de la habitación del oficial del palacio Natanmeluc, en el atrio. Y los carros del sol fueron quemados. (2 Reyes 23, 11)

  • Los filisteos apretaron de cerca a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Malquisua, hijos de Saúl. (1 Crónicas 10, 2)

  • Salomón juntó carros y caballerías; tuvo mil cuatrocientos carros, doce mil caballos, que distribuyó entre las ciudades donde tenía los carros, y en Jerusalén, cerca del rey. (2 Crónicas 1, 14)

  • Y esta casa tan sublime vendrá a ser el espanto de todos los que pasen cerca, de modo que dirán: «¿Por qué Yavé ha tratado así a este país y a esta Casa?» (2 Crónicas 7, 21)

  • reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de almacenamiento que había edificado cerca de Jamat. (2 Crónicas 8, 4)

  • Los reuní cerca del río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo, no encontré ninguno de la tribu de Leví. (Esdras 8, 15)

  • Mientras que Esdras, postrado ante la Casa de Dios, lloraba, rezaba y hacía esta confesión, una inmensa muchedumbre de hombres, mujeres y niños de Israel se juntaron cerca de él; y este pueblo lloraba copiosamente. (Esdras 10, 1)

  • y también una carta para Asaf, el cuidador de los bosques, pues necesito madera para hacer las puertas de la ciudadela, cerca del Templo, para la muralla de la ciudad y la casa en la que yo viviré.» La bondadosa mano de Dios me estaba apoyando, de tal manera que el rey me dio lo que le pedía. (Nehemías 2, 8)

  • Luego Palal, hijo de Uzay, reparó enfrente del ángulo y de la torre superior que se destaca de la casa del rey, cerca del patio de la cárcel. Después de él Pedaías, hijo de Parós, (Nehemías 3, 25)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina