Found 106 Results for: Ángeles

  • Te doy gracias, Señor, de todo corazón, pues oíste las palabras de mi boca. Canto para ti en presencia de los ángeles, (Salmos 138, 1)

  • alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos. (Salmos 148, 2)

  • Condujo por caminos seguros al justo que huía de la cólera de su hermano. Le mostró el reino de Dios y le permitió que conociera a los santos ángeles. Hizo que tuviera éxito en sus trabajos y que fructificaran sus esfuerzos. (Sabiduría 10, 10)

  • A tu pueblo, sin embargo, le distribuías el alimento de los ángeles; le enviabas desde el cielo incansablemente un pan ya listo, que tenía en sí todos los sabores y se adaptaba al gusto de cada cual. (Sabiduría 16, 20)

  • Lo hizo tan glorioso como los ángeles, lo volvió poderoso, terrible para sus enemigos; (Sirácides (Eclesiástico) 45, 2)

  • Angeles del Señor, bendíganlo, alábenlo y glorifíquenlo eternamente (Daniel 3, 58)

  • Es la sentencia dictada por los ángeles, la cuestión decidida por los santos para que todo ser viviente sepa que el Altísimo está más arriba que cualquier autoridad humana; él da el poder a quien le agrada y exalta al más humilde de los hombres (Daniel 4, 14)

  • El príncipe del reino persa me ha hecho resistencia durante veintiún días, pero Miguel, uno de los primeros ángeles, ha venido en mi ayuda. Lo dejé allí junto a los reyes de Persia, (Daniel 10, 13)

  • Y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará ordenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.» (Evangelio según San Mateo 4, 6)

  • Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle. (Evangelio según San Mateo 4, 11)

  • El enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. (Evangelio según San Mateo 13, 39)

  • El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles; éstos recogerán de su Reino todos los escándalos y también los que obraban el mal, (Evangelio según San Mateo 13, 41)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina