Sirácides (Eclesiástico), 14
2. ¡ Feliz aquel que no es condenado por su conciencia y que no renunció a su ideal!
2. ¡ Feliz aquel que no es condenado por su conciencia y que no renunció a su ideal!
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina