Catholic Bible
 

Levítico, 9

24. salió fuego de la presencia de Yavé, que consumió el holocausto y las grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo, al verlo, dio gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.

Verses related to Levítico, 9:

Levítico 9 describe la inauguración del tabernáculo y la ordenación de Aaron y sus hijos como sacerdotes. Se hicieron sacrificios y ofertas de animales al Señor, y Dios envió fuego del cielo para consumir el Holocausto. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Levítico 9.

Éxodo 29:44: "Y santificaré la tienda de la congregación, y el altar; también santificaré a Aaron y sus hijos para que manejen el sacerdocio". Este versículo habla sobre la santificación de la congregación, el altar y los sacerdotes, que es similar a lo que sucede en Levítico 9.

Levítico 8:33: "Y no saldrás de la puerta de la tienda de la congregación durante siete días hasta el día que se cumplan los días de tu consagración; porque durante siete días te consagrará el Señor". Este versículo se refiere al período de consagración que los sacerdotes necesitaban aprobar antes de comenzar su servicio, lo que ocurre en Levítico 9.

Levítico 1:9: "Pero su frescura y sus piernas se lavarán con agua; y el sacerdote quemará todo en el altar, en una ofrenda quemada es, que huele suavemente al Señor". Este versículo se refiere a la oferta del Holocausto, una especie de sacrificio que se realiza en Levítico 9.

Levítico 4:20: "Por lo tanto, el sacerdote hará expiación por ellos y los perdonará". Este versículo habla sobre la expiación, un tema importante en Levítico 9, donde se hicieron sacrificios para purificar a la gente de sus pecados.

Números 6:23: "Hable con Aaron y sus hijos, diciendo: Por lo tanto, bendecirán a los hijos de Israel, diciéndoles:" Este versículo habla sobre la bendición de que Aaron y sus hijos deberían dar a la gente de Israel, lo cual es relevante. En Levítico 9, donde se convierten en sacerdotes y líderes espirituales de la nación.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina