19. ¡Y yo que no tenía más sospecha que el cordero al que llevan tranquilo para matarlo! No sabía lo que estaban tramando para perderme: «Hagámosle tragar unas buenas pruebas, hasta que desaaparezca de entre los vivos, y nadie se acordará más de su nombre.»





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina