Catholic Bible
 

Evangelio según San Juan, 9

16. Algunos fariseos, pues, dijeron: «Ese hombre, que trabaja en día sábado, no puede venir de Dios.» Pero otros decían: «¿Puede ser un pecador el que realiza tales milagros?» Y estaban divididos.

Verses related to Evangelio según San Juan, 9:

El Capítulo 9 del Evangelio de Juan narra la curación de un hombre ciego de nacimiento por Jesús y cómo desencadena un gran conflicto con los fariseos, que cuestionan la autoridad de Jesús. Además, el capítulo también aborda el tema del pecado y la ceguera espiritual. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:

Salmo 146:8 - "El Señor da una visión a los ciegos; el Señor cría al sacrificio; el Señor ama a los justos". Este versículo muestra que Dios es capaz de sanar la ceguera y que se preocupa por aquellos que están oprimidos y necesitados.

Isaías 42:7 - "Abrir los ojos de los ciegos, sacar a los cautivos de la prisión y la cárcel a quienes yacen en la oscuridad". En este versículo, Isaías profetiza que el Mesías curará a los ciegos y liberará a los cautivos.

Mateo 23:24 - "¡Guías ciegos, que coordina el mosquito y se traga el camello!" Jesús usa esta frase para criticar a los fariseos que se preocuparon por las pequeñas cosas, pero ignoraron los grandes problemas de su época, como la opresión de los pobres.

Juan 3:19 - "Y la condena es esta: la luz vino al mundo, y los hombres amaban la oscuridad más que la luz, porque sus obras eran malvadas". Este versículo muestra que la razón por la cual las personas permanecen en su ceguera espiritual es porque prefieren el pecado y rechazan la verdad.

Juan 12:40- "cegaron sus ojos y endurecieron sus corazones, que no ven con sus ojos, ni entienden con sus corazones, ni se convierten, y los cura". Este versículo es una cita de Isaías 6:10 y muestra cómo la ceguera espiritual puede ser un juicio divino sobre aquellos que rechazan el mensaje de Dios.





“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina