8. Por último, no te olvides de Semeí, el benjaminita de Bajurim. El me lanzó toda suerte de maldiciones cuando yo salía rumbo a Majanaim. Cierto que, después, salió a recibirme cuando yo llegaba al Jordán y que por eso le juré por Yavé que no le quitaría la vida;





“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina