Bíblia Católica
 

Zacarías, 10

11. Atravesarán el mar de Egipto, él golpeará las olas en el mar, y se secarán las profundidades del Nilo. Será abatido el orgullo de Asiria, y el cetro de Egipto será arrebatado.

Versículos relacionados com Zacarías, 10:

Zacarías 10 es un capítulo que habla sobre la restauración del pueblo de Dios y el cuidado que Dios tiene por sus ovejas. El Profeta alienta a las personas a buscar al Señor y a confiar en su liderazgo, ya que él proporcionará todo lo que necesitan. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Zacarías 10.

Isaías 40:11: "Como pastor se ocupará de su rebaño, su brazo reunirá las opacas y las llevará a su regazo; guiará suavemente las ovejas que amamantan". Este versículo retrata la imagen de Dios como un pastor amoroso que cuida a sus ovejas, como se menciona en Zacarías 10:2-3.

Ezequiel 34:11: "Porque así dice el soberano, el Señor, buscaré mis ovejas y me cuidaré". Este versículo destaca el cuidado de Dios por sus ovejas, como se enfatiza en Zacarías 10:3-4.

Jeremías 31:10: "Escuche la Palabra del Señor, oh naciones, y anuncie en las islas distantes, 'El que dispersó a Israel los reunirá y los mantendrá, como un pastor que se preocupa por su rebaño'". Este versículo muestra cómo Dios traerá a su pueblo de regreso a su tierra y lo cuidará como pastor cuida a sus ovejas, como se menciona en Zacarías 10:8.

Salmo 23:1: "El Señor es mi pastor; nada me falta". Este versículo retrata a Dios como un pastor que guía y proporciona a sus ovejas, como se enfatiza en Zacarías 10:3-4.

Jeremías 50:6: "Mi gente era una oveja perdida; sus pastores la llevaron a perderse en las colinas. Fueron de Monte a Monte, olvidando su corral". Este versículo habla sobre el pueblo de Dios que se ha perdido debido a sus pastores infieles, pero Dios promete traer a sus ovejas de regreso a casa, como se menciona en Zacarías 10:2-3.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina