21. Es ley perpetua para ellos. El que rocía a otro con el agua de purificación lavará sus vestidos, y el que toque el agua de purificación quedará impuro hasta la tarde.





“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina