2. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también aquel lugar, porque Jesús se había retirado allí muchas veces con sus discípulos.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina