Juan, 17
9. Yo te ruego por ellos: no te ruego por el mundo, sino por los que tú me has confiado, pues son tuyos;
9. Yo te ruego por ellos: no te ruego por el mundo, sino por los que tú me has confiado, pues son tuyos;
El Capítulo 17 de San Juan es una oración de Jesús a Dios el Padre antes de su crucifixión. Jesús reza por sus discípulos, pidiéndole a Dios que los proteja y los santifique, así como a todos los que creerán en él a través del mensaje de los apóstoles. También le pide a todos que sean uno, tal como él y su padre son uno. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en Juan 17:
Romanos 8:34: "¿Quién los condenará? Fue Cristo Jesús quien murió; y más, que se elevó y es al derecho de Dios, y quién también intercede por nosotros". Este versículo habla sobre la intercesión de Cristo para nosotros, que también es uno de los temas centrales de la oración de Jesús en Juan 17.
Colosenses 1:13-14: "Nos liberó del poder de la oscuridad y nos transfirió al reino de su amado hijo, en quien tenemos redención, la remisión de los pecados". Jesús pide a sus discípulos que sean santificados por la verdad, y la redención de los pecados es una de las bendiciones que los creyentes reciben a través de la verdad.
1 Corintios 12:12-13: "Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aunque muchos, constituyen un cuerpo, así como con respecto a Cristo. Porque en un Espíritu en Un espíritu. Todos fuimos bautizados en un cuerpo, ya sean judíos, griegos o esclavos o libres; y todos nos dieron para beber de un solo espíritu ". Jesús pide a todos que sean uno, tal como él y el Padre son uno, y este versículo habla sobre la unidad del cuerpo de Cristo.
Juan 14:6: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". El mensaje de los apóstoles es el medio por el cual las personas creerán en Jesús, y es a través de él que tendrán vida eterna.
Juan 1:12-13: "Pero a todos los que lo recibieron, les dio el poder de ser hecho hijos de Dios, a saber, a aquellos que creen en su nombre, que no nacieron de la sangre, o la voluntad de la voluntad de la voluntad carne., ni siquiera la voluntad del hombre, sino de Dios ". Jesús le pide a Dios que proteja a los que creen en él a través del mensaje de los Apóstoles, y este versículo habla sobre cómo los que reciben a Jesús se convierten en hijos de Dios.
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina
