3. El pobre no tenía nada; sólo una corderilla que había comprado. Él la había criado y había crecido con él y con sus hijos; comía de su pan, bebía de su vaso y dormía en su seno. La tenía como una hija.





“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina