21. Entonces Jorán ordenó: "¡Engancha!". Le engancharon el carro, y Jorán, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, salieron cada uno en su propio carro al encuentro de Jehú. Se encontraron con él en la heredad de Nabot, el Yezraelita.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina