Génesis, 24
38. sino que irás a la casa de mi padre, a mi familia, y de allí tomarás mujer para mi hijo.
38. sino que irás a la casa de mi padre, a mi familia, y de allí tomarás mujer para mi hijo.
En Génesis 24, Abraham le pregunta a su mayor sirviente, que es fiel a él, encuentra una esposa para Isaac entre los familiares de Abraham en su tierra natal. Luego, el sirviente hace un viaje y encuentra a Rebeca, quien acepta casarse con Isaac. Los temas cubiertos incluyen fidelidad a Dios y la obediencia a sus instrucciones, la importancia del matrimonio dentro del linaje de Abraham y la Providencia de Dios para proporcionar un cónyuge apropiado para Isaac.
Proverbios 18:22: "Quien encuentre una esposa encuentra algo excelente; recibió una bendición del Señor". Este versículo habla sobre la importancia de encontrar un buen cónyuge y cómo el matrimonio puede ser una bendición de Dios.
Proverbios 31:10-12: "Mujer ejemplar, ¿quién la encontrará? Es mucho más valioso que los rubíes. Su esposo tiene plena confianza en ella y nunca carece de nada. Ella solo hace su bien, y nunca mal. su vida. " Este versículo describe el tipo de mujer que el sirviente de Abraham estaba buscando a Isaac, una mujer de confianza, amable y virtuosa.
1 Corintios 7:39: "La esposa está vinculada mientras vive su esposo; pero si él muere, ella es libre de casarse con cualquiera que quiera, siempre que esté en el Señor". Este versículo aborda la importancia de elegir un cónyuge que comparta la misma fe y valores religiosos.
Salmo 127:1: "Si el Señor no construye la casa, en vano trabajo a quienes la construyen; si el Señor no guarda la ciudad, en vano observa al centinela". Este versículo destaca la importancia de confiar en Dios para construir una vida familiar y proteger el matrimonio.
2 Corintios 6:14: "No te pongas en un yugo desigual con incredulidad. ¿Por qué tienen la justicia y el mal? ¿O qué comunión puede iluminar con la oscuridad?" Este versículo también enfatiza la importancia de elegir un cónyuge que comparta la misma fe y valores religiosos.
O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina
