Levítico, 22
32. No profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los israelitas. Yo soy Yahveh, el que os santifica,
32. No profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los israelitas. Yo soy Yahveh, el que os santifica,
Levítico 22 trata sobre leyes sobre la santidad de los sacrificios y ofertas hechas al Señor. Se enfatiza que solo se deben ofrecer animales sanos y perfectos y que aquellos que eran inmundos, como aquellos que tenían una enfermedad o lesión, no eran aceptables como una ofrenda.
Éxodo 12:5: "El cordero estará sin defecto, un hombre de un año; puede tomar un cordero o una cabra". Este versículo enfatiza la importancia que los animales ofrecidos como sacrificio deben ser perfecto, sin defectos ni lesiones.
Levítico 1:3: "Si su oferta es un holocausto de ganado, hombre o mujer, ofrecerá un animal sin defecto; lo ofrecerá en la puerta de la tienda de revelación, para que el Señor pueda ser propicio para él. " Aquí vemos una vez más la importancia que los animales ofrecidos como sacrificio deben ser perfecto y sin defectos.
2 Samuel 24:24: "Porém o rei disse a Araúna: Não, mas pelo seu preço eu to comprarei, porque não oferecerei ao SENHOR meu Deus holocaustos que não me custem nada. Assim, comprou Davi a eira e os bois por cinqüenta siclos de plata." Este versículo destaca la importancia de ofrecer ofertas al Señor que tiene un costo personal y sacrificio, en lugar de ofrecer algo que no tenga valor ni significado para nosotros.
Hebreos 13:15-16: "A través de Jesús, entonces ofrecamos a Dios, siempre, sacrificio de alabanza, que es el fruto de los labios que confiesan su nombre. Y no olvides la caridad y la comunicación, porque con tales sacrificios Dios está complacido " Este versículo señala que los sacrificios de los valores de Dios no son animales o bienes materiales, sino nuestra adoración y amor por él, así como nuestra voluntad de ayudar y servir a los demás.
MALACHI 1:13-14: "Aún más me dijo, aquí está aquí, ese sujetador es este! Y me has arrojado, dice el señor de los anfitriones; ejércitos; y trae a los robados, y lo cojo y los enfermos; ¿La oferta. Te aceptaría, por lo tanto, de tu mano? Dice el Señor ". Este versículo muestra que Dios no acepta ofertas que no son sinceras y que estén hechas con desdén o falta de respeto. Espera que nuestras ofertas se hagan con sinceridad y humildad.
“Agradeça sempre ao Pai eterno por sua infinita misericórdia”. São Padre Pio de Pietrelcina
