1. Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos y, tras echar incienso encima, ofrecieron ante Yahveh un fuego profano, que él no les había mandado.





“Quem te agita e te atormenta é o demônio.Quem te consola é Deus”! São Padre Pio de Pietrelcina