27. Queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron a ello y escribieron a los discípulos para que le recibieran. Una vez allí fue de gran provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído;





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina