Proverbios, 3
32. Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos.
32. Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos.
“Reflita no que escreve, pois o Senhor vai lhe pedir contas disso.” São Padre Pio de Pietrelcina