Jueces, 11
1. Jefté, el galaadita, era un guerrero valeroso. Galaad, su padre, lo había tenido con una prostituta.
1. Jefté, el galaadita, era un guerrero valeroso. Galaad, su padre, lo había tenido con una prostituta.
El Capítulo 11 del Libro de Jueces cuenta la historia de Jephtha, un guerrero valiente que fue elegido como líder de su pueblo en un momento de conflicto y opresión. Jephtter hace un voto al Señor, prometiendo que si supera la batalla contra los amonitas, sacrificará a la primera persona que deja su casa para encontrarlo. Desafortunadamente, esta persona termina siendo su propia hija, y Jephtter se encuentra enfrentando una elección terrible.
Jueces 11:30-31: "Jephtter hizo un voto al Señor: 'Si te entregas a los amoniosos en mis manos, sea cual sea la primera persona que sale de mi casa para recibirme cuando regrese en triunfo, esa persona pertenecerá a Señor y yo la ofreceremos en el Holocausto ". Estos versos introducen el voto de Jeftá y la tragedia que eventualmente causará.
Deuteronomio 23:21: "Si haces algún voto al Señor, tu Dios, asegúrate de cumplirlo, porque el Señor tu Dios seguramente te pedirá cuentas, y un retraso en cumplirlo será considerado pecado". Este versículo muestra la importancia de cumplir con los votos hechos a Dios, incluso si son difíciles o dolorosos.
Proverbios 20:25: "Es una trampa consagrar algo apresuradamente y solo pensar en las consecuencias después de que se realiza la votación". Este verso advierte contra hacer votos sin pensar en las consecuencias, como fue el caso de Jephtter.
Hebreos 11:32: "¿Y qué más diré? No tengo tiempo para hablar sobre Gideon, Barak, Samson, Jephtha, David, Samuel y los Profetas", este verse menciona a Jephtter como un héroe de fe, a pesar de sus defectos y errores.
2 Corintios 5:7: "Porque vivimos por fe, y no por lo que vemos". Este versículo habla sobre la importancia de la fe en Dios, incluso cuando las cosas no parecen tener sentido o son difíciles de entender, como fue el caso de Jeftá en su difícil situación.
“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina
