1. La reina de Saba había oído la fama de Salomón, y vino a Jerusalén a probarlo por enigmas. Vino con muchos servidores y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas. Fue donde Salomón y conversó con él sobre todas sus inquietudes.





“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina