Encontrados 443 resultados para: vuestro

  • Promulgad un ayuno, llamad a concejo, reuníos, ancianos, y vosotros todos, habitantes de la tierra, en la Casa de Yahveh, vuestro Dios, y clamad a Yahveh: (Joel 1, 14)

  • Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahveh vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia. (Joel 2, 13)

  • ¡Quién sabe si volverá y se ablandará, y dejará tras sí una bendición, oblación y libación a Yahveh vuestro Dios! (Joel 2, 14)

  • ¡Hijos de Sión, jubilad, alegraos en Yahveh vuestro Dios! Porque él os da la lluvia de otoño, con justa medida, y hace caer para vosotros aguacero de otoño y primavera como antaño. (Joel 2, 23)

  • Comeréis en abundancia hasta hartaros, y alabaréis el nombre de Yahveh vuestro Dios, que hizo con vosotros maravillas. (¡Mi pueblo no será confundido jamás!) (Joel 2, 26)

  • «Y sabréis que en medio de Israel estoy yo, ¡yo, Yahveh, vuestro Dios, y no hay otro! ¡Y mi pueblo no será confundido jamás!» (Joel 2, 27)

  • «Sabréis entonces que yo soy Yahveh vuestro Dios, que habito en Sión, mi monte santo. Santa será Jerusalén, y los extranjeros no pasarán más por ella.» (Joel 4, 17)

  • Vosotros llevaréis a Sakkut, vuestro rey, y la estrella de vuestro dios, Keván, esas imágenes que os habéis fabricado; (Amós 5, 26)

  • Pasad a Kalné y ved, id de allí a Jamat la grande, bajad luego a Gat de los filisteos. ¿Son acaso mejores que estos reinos? ¿Su territorio es mayor que el vuestro? (Amós 6, 2)

  • Por eso, así dice Yahveh: He aquí que yo medito, contra esta ralea, una hora de infortunio de la que no podréis sustraer vuestro cuello. ¡No andaréis con altivez, porque será un tiempo de desgracia! (Miqueas 2, 3)

  • Ahora pues, así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a vuestros caminos. (Ageo 1, 5)

  • Así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a vuestros caminos. (Ageo 1, 7)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina