Encontrados 121 resultados para: viento

  • Entonces quedó pulverizado todo a la vez: hierro, arcilla, bronce, plata y oro; quedaron como el tamo de la era en verano, y el viento se lo llevó sin dejar rastro. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. (Daniel 2, 35)

  • El viento los cerrará entre sus alas, y se avergonzarán de sus sacrificios. (Oseas 4, 19)

  • Pues que viento siembran, segarán tempestad: tallo que no tendrá espiga, que no dará harina; y si la da, extranjeros la tragarán. (Oseas 8, 7)

  • Efraím se apacienta de viento, anda tras el solano todo el día; mentira y pillaje multiplica, hacen alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto. (Oseas 12, 2)

  • Aunque Efraím dé fruto entre sus hermanos, el solano llegará, el viento de Yahveh subirá del desierto, para que se seque su manantial, y se agote su fuente; él arrebatará el tesoro de todos los objetos preciosos. (Oseas 13, 15)

  • Porque está aquí quien forma los montes y crea el viento, quien descubre al hombre cuál es su pensamiento, quien hace aurora las tinieblas, y avanza por las alturas de la tierra: Yahveh, Dios Sebaot es su nombre. (Amós 4, 13)

  • Pero Yahveh desencadenó un gran viento sobre el mar, y hubo en el mar una borrasca tan violenta que el barco amenazaba romperse. (Jonás 1, 4)

  • Y al salir el sol, mandó Dios un sofocante viento solano. El sol hirió la cabeza de Jonás, y éste se desvaneció; se deseó la muerte y dijo: «¡Mejor me es la muerte que la vida!» (Jonás 4, 8)

  • Si un hombre anda al viento, inventando mentiras: «Yo babeo para ti vino y licor», ése será el baboso de este pueblo. (Miqueas 2, 11)

  • Llegan todos para hacer violencia, el ardor de sus rostros, como un viento del este, amontona cautivos como arena. (Habacuc 1, 9)

  • Luego se cambia el viento y pasa, y él aparece culpable por hacer de su fuerza su dios. (Habacuc 1, 11)

  • Alcé luego los ojos y tuve una visión: Dos mujeres aparecieron, con viento en sus alas, porque tenían alas como de cigüeña. Y levantaron la medida entre la tierra y el cielo. (Zacarías 5, 9)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina