Encontrados 50 resultados para: veo

  • No hay mayor felicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar en medio de sus fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano de Dios, (Eclesiastés 2, 24)

  • Veo que no hay para el hombre nada mejor que gozarse en sus obras, pues esa es su paga. Pero ¿quién le guiará a contemplar lo que ha de suceder después de él? (Eclesiastés 3, 22)

  • Veo a todos los vivientes que caminan bajo el sol, ponerse junto al mozo, el sucesor, el que ocupará su puesto. (Eclesiastés 4, 15)

  • Dice el centinela: «Se hizo de mañana y también de noche. Si queréis preguntar, volveos, venid.» (Isaías 21, 12)

  • Volveos a aquel de quien profundamente os apartasteis, hijos de Israel. (Isaías 31, 6)

  • Volveos a mí y seréis salvados confines todos de la tierra, porque yo soy Dios, no existe ningún otro. (Isaías 45, 22)

  • Ahora, pues, di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén: Así dice Yahveh: «Mirad que estoy ideando contra vosotros cosa mala y pensando algo contra vosotros. Ea, pues; volveos cada cual de su mal camino y mejorad vuestra conducta y acciones.» (Jeremías 18, 11)

  • diciendo: Ea, volveos cada cual de su mal camino y de sus malas acciones, y volveréis al solar que os dio Yahveh a vosotros y a vuestros padres, desde siempre hasta siempre. (Jeremías 25, 5)

  • ¡Pero qué veo! Ellos se desmoralizan, retroceden, y sus valientes son batidos y huyen a la desbandada sin dar la cara. Terror por doquier - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 46, 5)

  • Pero el rey replicó: «Bien veo que lo que queréis vosotros es ganar tiempo, sabiendo que mi decisión está tomada. (Daniel 2, 8)

  • - «Veo huellas de hombres, de mujeres y de niños», dijo el rey; (Daniel 14, 20)

  • ¡No lo contéis en Gat en... no derraméis llanto! ¡En Bet Leafrá revolveos en el polvo! (Miqueas 1, 10)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina