Encontrados 320 resultados para: tribu de Manasés

  • Esta tribu no tendrá heredad entre sus hermanos; Yahveh será su heredad, como él le ha dicho. (Deuteronomio 18, 2)

  • Conquistamos su país, y se lo dimos en heredad a Rubén, a Gad y a la media tribu de Manasés. (Deuteronomio 29, 7)

  • Aqui estáis hoy todos vosotros en presencia de Yahveh vuestro Dios: vuestros jefes de tribu, vuestros ancianos y vuestros escribas, todos los hombres de Israel, (Deuteronomio 29, 9)

  • No haya entre vosotros hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yahveh vuestro Dios para ir a servir a los dioses de esas naciones. No haya entre vosotros raíz que eche veneno o ajenjo. (Deuteronomio 29, 17)

  • Primogénito del toro, a él la gloria, cuernos de búfalo sus cuernos; con ellos acornea a los pueblos todos juntos hasta los confines de la tierra. Tales son las miríadas de Efraím, tales los millares de Manasés. (Deuteronomio 33, 17)

  • todo Neftalí, la tierra de Efraím y de Manasés, toda la tierra de Judá, hasta el mar Occidental, (Deuteronomio 34, 2)

  • A los rubenitas, a los gaditas y a la medio tribu de Manasés les habló así: (Josué 1, 12)

  • «Escoged doce hombres del pueblo, un hombre por cada tribu, (Josué 4, 2)

  • Llamó Josué a los doce hombres que había elegido entre los israelitas, uno por cada tribu, (Josué 4, 4)

  • Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla al frente de los israelitas, como les había dicho Moisés. (Josué 4, 12)

  • Pero los israelitas cometieron un delito en lo del anatema. Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo del anatema, y la ira de Yahveh se encendió contra los israelitas. (Josué 7, 1)

  • Os presentaréis, pues, mañana por la mañana, por tribus: la tribu que Yahveh designe por la suerte se presentará por clanes, el clan que Yahveh designe se presentará por familias, y la familia que Yahveh designe se presentará hombre por hombre. (Josué 7, 14)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina