Encontrados 48 resultados para: tome

  • No hay quien la guíe de entre todos los hijos que ha dado a luz, no hay quien la tome de la mano de entre todos los hijos que ha criado. (Isaías 51, 18)

  • Tomé la copa de mano de Yahveh, e hice beber a todas las naciones a las que me había enviado Yahveh: (Jeremías 25, 17)

  • no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 31, 32)

  • Luego tomé la escritura de la compra, el documento sellado según ley y la copia abierta, (Jeremías 32, 11)

  • Tomé, pues, a Yazanías, hijo de Jeremías, hijo de Jabassinías, y a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la casa de los rekabitas, (Jeremías 35, 3)

  • Entonces tomé la palabra y le dije: «¿Qué son esos dos olivos a derecha e izquierda del candelabro?» (Zacarías 4, 11)

  • Tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son éstos, señor mío?» (Zacarías 6, 4)

  • Tomé luego mi cayado «Gracia» y lo partí, para romper la alianza que Yahveh había concluido con todos los pueblos. (Zacarías 11, 10)

  • Yahveh me dijo: «¡Echalo al tesoro, esa lindeza de precio en que me han apreciado!» Tomé, pues, los treinta siclos de plata y los eché en la Casa de Yahveh, en el tesoro. (Zacarías 11, 13)

  • Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. (Mateo 16, 24)

  • Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. (Marcos 8, 34)

  • «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. (Marcos 12, 19)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina